Puñeta no es una mala palabra, es parte de nuestra pintoresca cultura.
En vez de taparnos la boca, mejor entendamos lo que significa y aprendamos a usarla sin miedo.
Una noche, mientras cocinaba y contaba emocionada algo que me había pasado durante el día, MiMi —mi hija de 10 años en ese entonces— me suelta:
“Mamá, what’s puñeta means?”
Por supuesto, quedé muerta y podrida. Hubo un silencio incómodo… seguido de una carcajada y un ¡Ay, puñeta! bien espontaneo que ocultaba un ¡ay me jodí! Entonces, con toda la naturalidad del mundo, le expliqué:
“MiMi, lo primero es que eso es una expresión que los puertorriqueños usamos para TODO: para expresar felicidad, susto, dolor, coraje… lo que sea.”
Obviamente, me preguntó si ella también podía usarla, porque, “yo también soy puertorriqueña” me justificó. Mientras se miraba una camisa de PR que tenía puesta ese día.
Mi respuesta:
“¡Nope… todavía no! La usas cuando sepas usarla, la pronuncies como se debe y sientas la expresión de corazón.”
Y con un “¡Muchas gracias por participar, señorita, y buenas noches!”, le cerré el tema.
Desde mi punto de vista, no hay falta de integridad ni doble moral aquí. No le prohibí usarla, simplemente puse condiciones y establecí pautas.
De «puñeta» a «argot» (sin erizarme)
La palabra «puñeta» tiene varios significados y usos, pero en el contexto del argot puertorriqueño, ha evolucionado con un matiz muy particular.
¡Sí, leíste bien! “Argot”. Como Clau dice que “tengo cancha con las palabras”, me doy el lujo de brincar de la calle a la academia: de «puñeta» a «argot» como si nada.
En su forma etimológica, «puñeta» proviene del latín pugnus (puño) y, en español clásico, se refiere a un adorno en la manga —como el bordado en la toga de los jueces— o también a la acción de masturbarse (masculina).
¡Relaxxx! Sí, esa definición también aparece en la Real Academia Española, aunque marcada como coloquial y despectiva, por lo que no es adecuada en contextos formales.
¿Cómo se usa en Puerto Rico?
En Puerto Rico, «puñeta» es una expresión vulgar (de pueblo), pero muy común, que se ha resignificado como parte del habla cotidiana. Su intención depende del tono y contexto. Algunos ejemplos son:
1. Exclamación emocional
- Alegría o emoción:
¡Puñeta, qué brutal estuvo ese concierto! - Frustración o enojo:
¡Puñeta, se me quedó el carro otra vez! - Sorpresa o asombro:
¡Puñeta, no puedo creer que ganaste!
2. Énfasis en el lenguaje
Se usa como intensificador, parecido a decir «carajo» o «diablos». No es que hablemos solo con “malas palabras”, pero sí con un lenguaje “puertorro pintoresco” que nos caracteriza.
Ejemplo:
“Esa película estuvo cabrona, puñeta.”
3. Insulto o provocación (menos común)
Dependiendo del tono, puede funcionar como complemento ofensivo.
¿Por qué es tan importante?
Aunque sea vulgar, «puñeta» es parte del folclore lingüístico puertorriqueño. Incluso quienes no la usan, la escuchan a diario. Muchas veces funciona más como una muletilla expresiva que como una grosería ofensiva real.
Por eso, aunque no dejo que MiMi la use todavía, no puedo negar que «puñeta» es una expresión cafre (ramplona, pueblerina, trillada, inelegante…) pero también muy nuestra. Es una exclamación fuerte, que usamos cuando “se nos sacude la alfombra”, y su intensidad depende del contexto y del tono.
¿Por qué la usamos en el título de nuestro libro?
Precisamente por todo esto decidimos ponerla —en rojo brillante— en el título de nuestro libro. (Sí, originalmente iba a ser «carajo», pero no nos bastó). Queríamos que, desde la portada, provocara una reacción: alegría, sorpresa o frustración… pero siempre con ese toque de expresión pintoresca puertorriqueña que nos identifica.
Después de todo, ¿quién no se ha sacado un buen “¡PUÑETA!” a to’ pulmón alguna vez?